jueves, 20 de octubre de 2011

Carta a Benedicto XVI [Salmo 136]

Salmo Rock Mural
Salmo Rock Mural (Photo credit: kootenayvolcano)



Prefiero flotar en mi laguna,
No quiero nadar, no tengo lagunas.
Dárgelos




Como sabe, Píndaro en la Pítica I siempre señala que por siempre será preferible la envidia a la compasión. Instó usted a escribir una trasversión al salmo 136, el salmo que llamaré salmo de la Misericordia.

Qué es aquello que llama usted a realizar? Se preguntará: Yo leí que usted instó a hacer del Salmo 136 un salmo de vida. Yo lo llamo a usted a preguntar qué es todo aquello que obstruye la vida. Atendamos:




1          Alabad a Yavé, porque es bueno, porque es eterna su piedad.
2          Alabad al Dios de los dioses, porque es eterna su piedad.
3          Alabad al Señor de los señores, porque es eterna su piedad.
4          Al que es único en hacer portentos, porque es eterna su piedad.
5          Al que hizo sabiamente los cielos, porque es eterna su piedad.
6          Al que afirmó la tierra sobre las aguas, porque es eterna su piedad.
7          Al que hizo los grandes luminares, porque es eterna su piedad;
8          el sol, para dominar de día, porque es eterna su piedad;
9          la luna y las estrellas, para dominar de noche, porque es eterna su piedad.
10        Al que hirió a los primogénitos de Egipto, porque es eterna su piedad.
11        Y sacó a Israel de en medio de ellos, porque es eterna su piedad.
12        Con mano fuerte y brazo tendido, porque es eterna su piedad.
13        Al que dividió en parte el mar Rojo, porque es eterna su piedad.
14        E hizo atravesar a Israel por medio de él, porque es eterna su piedad.
15        Y sumergió al faraón y a su ejército en el mar Rojo, porque es eterna su piedad.
16        Al que condujo a su pueblo por el desierto, porque es eterna su piedad.
17        Que hirió a grandes reyes, porque es eterna su piedad.
18        Y mató a reyes poderosos, porque es eterna su piedad:
            19        a Seón, rey de los amorreos, porque es eterna su piedad;
            20        y a Og, rey de Basán, porque es eterna su piedad,
21        cuyas tierras dio en heredad, porque es eterna su piedad.
            22        En heredad a Israel, porque es eterna su piedad;
23        que en nuestra humillación se acordó de nosotros, porque es eterna su piedad.     
            24        y nos libró de nuestros opresores, porque es eterna su piedad.
            25        Que da pan a toda carne, porque es eterna su piedad.
            26        Alabad al Dios del cielo, porque es eterna su piedad.

Hemos de atender a que esta es la versión de Nácar-Colunga, como usted sabe, editada por la Universidad de Salamanca.

La versión de la Vulgata consigna sin embargo que el salmo anterior, el salmo de la misericordia, es el salmo 135. Citemos sólo los últimos dos versículos del salmo 136 de la Vulgata:

8                    Hija de Babel, la devastadora,
dichoso el que te diere el pago que a nosotros nos diste.

9                    ¡Bienaventurado quien cogiere y estrellare contra la roca a tus pequeñuelos!

Evidentemente no continuaremos – de momento – por este curioso caso. Atendamos mejor a la versificación que la edición Reina Valera realiza.

1          Alabad a Jehová, porque él es bueno, Porque para siempre
 es su misericordia.
2          Alabad al Dios de los dioses, Porque para siempre es su misericordia.
3          Alabad al Señor de los señores,  Porque para siempre es su misericordia.
4          Al único que hace grandes maravillas, Porque para siempre es su misericordia.
5              Al que hizo los cielos con entendimiento, Porque para siempre
 es su misericordia.
6          Al que extendió la tierra sobre las aguas, porque para siempre es su misericordia.
7          Al que hizo las gran-
des lumbreras, Porque para siempre es su misericordia.
8          El sol
para que señorease en el día, Porque para siempre es su mi-
                               sericordia.
9          La luna y las estrellas para que señoreasen en la
noche, Porque para siempre es su misericordia.
10       Al que hirió a
Egipto en sus primogénitos, Porque para siempre es su miseri-
cordia.
11       Al que sacó a Israel de en medio de ellos,
Porque para
siempre es su misericordia.
12       Con mano fuerte, y brazo exten-
dido, Porque para siempre es su misericordia.
13       Al que dividió
el Mar Rojo en partes, Porque para siempre es su misericor-
dia;
            14       E hizo pasar a Israel por en medio de él, Porque para
siempre es su misericordia;         
15       Y arrojó a Faraón y a su ejército
                               en el Mar Rojo,
Porque para siempre es su misericordia.
16       Al
que pastoreó a su pueblo por el desierto, Porque para siempre
                               es su misericordia.
17       Al que hirió a grandes reyes, Porque para
 siempre es su misericordia;
18       Y mató a reyes poderosos, Porque
                               para siempre es su misericordia;
19       A Sehón rey amorreo, Porque
para siempre es su misericordia;
20       Y a Og rey de Basán, Porque
                               para siempre es su misericordia;
21       Y dio la tierra de ellos en he-
                               redad, Porque para siempre es su misericordia;
22       En heredad a
                Israel su siervo, Porque para siempre es su misericordia.
23       Él es
el que en nuestro abatimiento se acordó de nosotros, Porque
                               para siempre es su misericordia;
24       Y nos rescató de nuestros
enemigos, Porque para siempre es su misericordia.
25       El que da alimento a todo ser viviente, Porque para siempre es su misericordia.
26       Alabad al Dios de los cielos, Porque para siempre es su misericordia.



La transversión que busque del salmo hacerlo un salmo de  vida no tiene punto de inicio más que el instante. Cualquiera. Tomemos a Israel.

Dice Nácar-Colunga: 11 “Y sacó a Israel de en medio de ellos, porque es eterna su piedad.” / 14 “ E hizo atravesar a Israel por medio de él, porque es eterna su piedad.”
  
Reina-Valera:  14 “E hizo pasar a Israel por en medio de él, Porque para
siempre es su misericordia;”  / 11 Al que sacó a Israel de en medio de ellos,
porque para  siempre es su misericordia.
  
En la teleología que entraña la peculiaridad de Israel, antes del mandato del Señor  que ordena a Jacob cambiar su nombre, está la treta de Raquel que le consigue la heredad de Isaac al hijo predilecto de su corazón.

La palabra de la madre:          Gén, 27, 13: “Sobre mi tu maldición, hijo mío; pero tú obedéceme. Anda y tráemelos.”

Palabras de Isaac a su hijo [Jacob, pero que cree Esaú]: Gén, 27, 20: “¿Cómo tan pronto hallaste?”
Palabras de Jacob, que se cree Esaú, pero es Israel:  Gén, 27, 20: “Porque hizo Yavé, tu Dios, que se me pusiera delante.”

Qué es lo que se puso delante: ¿Dios o su voluntad? A qué constreñir el enigma a la estreches del postulado: La palabra de la madre.

Sabemos no todas las palabras vienen de Dios, más cuando yacen perdidas entre las letras: [El escriba]


Porqué una madre puede morir? Es de ella? Qué muere de ella: La Madre y su razón del ser. [Esta palabra]

Al Escriba siempre cabe preguntar:

“¿Quién es éste que empaña mi providencia con insensatos discursos?
Cíñete, pues, como varón tus lomos.
Voy a preguntarte para que fue me instruyas.
¿Dónde estabas tú al fundar yo la tierra?”
Job, 38, 2-4.

Era la Tierra Señor.


Qué hay entonces con el sol Señor? Atrás, la vuelta a la Tierra:

Subiremos juntos a las nubes? No; Atended:

Paul Celan: [Quién se preserva desde detrás? Quién lo resguarda?] [A dónde ha corrido el viento Señor?] Detrás, alguien lo espera? [Alguien sigue tocando el violín.]

Lo demás, Señor, es la nada.

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viernes, 14 de octubre de 2011


La inspiración es, aún cuando que también pasa la repulsión

Nada de esto está en tu mirada

[…lo que mutilas…]
Es cierto verdad mía,
Es verdad torturadora
Qué mides tu lengua
Por lo que calla tu razón?